La guerra de 2012

La guerra de 2012 es una pieza de ficción serializada que se publica dos veces a la semana, los lunes y jueves. Se empieza leyendo las entradas más antiguas, es decir, por las entradas que están más abajo.

Entre el 24 de noviembre de 2009 y el 19 de febrero de 2010 se publicó la Primera Parte de la novela.

A partir del 4 de marzo de 2010 se publicó la Tercera Parte y la novela acabó el 20 de mayo de 2010 .

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Ahora que acabó la novela, cuál es tu personaje favorito?

martes, 16 de febrero de 2010

XXV. Cultura combi



“En la venganza el más débil es siempre más feroz”

Honoré de Balzac

Había una vez una selva en la que vivían los animales en paz gobernados por un viejo… ¿León? Eh, no, un león no. Un… tigre. El problema era que el tigre ya estaba muy viejo, y había unos leopardos de tierras lejanas que querían conquistar la selva. Cuando atacaron, el tigre intentó defender a sus súbditos, pero los leopardos eran muchos y muy fuertes. Mataron al tigre, y los leopardos se declararon los nuevos reyes. Pero los leopardos abusaban de los habitantes de la selva. Un día se reunieron, y empezaron a debatir. “¡Debería pelear el oso de anteojos!” dijo el búho. “No puedo pelear yo.” dijo el oso de anteojos “Estoy muy ocupado leyendo, y si los leopardos me botan los lentes, ¡ya no podré ver nada!”. “¡Entonces debería pelear el gallito de las rocas!” sentenció el búho. “No puedo pelear yo.” dijo el gallito de las rocas “Soy muy bonito para pelear, y soy tan colorido que no podría acercarme a los leopardos sin que me vean primero y me coman”. “¡Que pelee el mono capuchino, entonces!” dijo, decepcionado, el búho. “No puedo pelear yo.” dijo el mono capuchino “A mí solo me gusta divertirme”. “¿No habrá nadie que nos defienda de los leopardos?” suspiró el búho. “Yo pelearé con los leopardos” dijo el otorongo. “Pero otorongo, tú creciste en el zoológico, tú no sabes pelear. Los leopardos te harán trizas” le replicó el búho. “No importa. Alguien tiene que intentarlo. Los sorprenderé, no esperarán que yo pelee contra ellos” dijo el Otorongo.

¿Y quién gana al final, profe? ¿El otorongo o los leopardos? Cecilia se había quedado dormida, y Francisco dejó el cuento inconcluso. Regresen al trabajo, que ya casi no tenemos tiempo. Habían estado viviendo en la base militar los últimos días, y la única manera de pasar algunos momentos con su hija había sido tramitarle un permiso para que pudiera ingresar. Había estado esperándolo sentadita varias horas, para pasar algunos momentos con él, pero Francisco recién se desocupó avanzada la noche, y a ella le ganó el sueño.

La cargó para acostarla en uno de los destartalados sofás de la base. Era cierto que se había desilusionado del proyecto otorongo y de haber sido compatible con su deber como peruano, habría renunciado a él por completo. Pero usó eso para maniobrar con León. El general seguía dilatando el traspaso permanente de la patente del Otorongo a su nombre. Ramírez sabía que le seguiría dando “migajas” por todo el tiempo posible, y en ese trámite consiguió que por intercesión suya, Austral Seguros (propiedad del Grupo G-Y) le extendiera un seguro de salud amplísimo a él y a su única dependiente: Cecilia. Los costos del trasplante estaban asegurados, y eso era lo único que le interesaba.

El trabajo era duro y los días largos. Habían estado supervisando y afinando los otorongos que estaban siendo usados para el entrenamiento. En ese momento estaban practicando maniobras nocturnas. A ver, ¿qué le pasa al idiota del número 7? Llauce había confesado privadamente que sus choferes eran bastante avezados, intrépidos y competentes como pilotos individuales, cualidades que los hacían odiados en las pistas de Lima, pero medianamente utilizables en esta situación. Sin embargo, les faltaba la disciplina necesaria para mantener unas formaciones lo suficientemente parecidas a las de una unidad blindada real, especialmente de noche. Se acercó al otorongo número 7, de Carlos García, y le ordenó al chofer que se bajara. ¡Oye imbécil! ¿Qué te han dado de comer hoy? ¿Arroz con cojudez concentrada? ¿Sopa de bruto? ¿Jugo de estupidez? ¿Contesta huevón! ¿Quién te ha hecho creer que tienes pasta como para estar acá? ¡Ubícate cojudo! ¡Yo no necesito que cretinos como tú vengan a cagar mi unidad! Nunca serás más que un chofercito de combi inútil. Quizá puedas manejar un camión de comida y nada más. ¡A darle diez vueltas a la pista de salud, a ver si así bajas la rueda de repuesto, gordo de mierda!

El trámite para renunciar a los “batallones de ataque especial” y pasar a ser conscripto común y corriente no era sencillo, pero varias tripulaciones ya lo habían iniciado. El régimen de entrenamiento al que los sometía el comandante era brutal. Apenas habían dormido en cinco días y los errores eran castigados de manera severa. Llauce les ordenó que repitieran el ejercicio y fue a conversar con Ramírez y su equipo sobre cuestiones técnicas. Al rato, el comandante y el ingeniero se separaron del grupo. ¿Son verdaderos los rumores? Sí comandante. Más de la mitad. Vaya. Dicen que cuando tanta gente pide trasladarse de una unidad el comandante es un tirano o un incompetente. Así parece, así parece. Ya pues, seguimos. ¡A ver, maricones! ¡De vuelta al punto de partida! ¡Veinte vueltas a la pista de salud al primer imbécil que la cague!

De nada sirvieron las explicaciones, por más sensatas que estas fueran. Si durante las guerras en Irak y Afganistán las fuerzas de EEUU y la OTAN, con fuerzas mil veces más modernas que las que tenía Chile, mataban civiles accidentalmente con incómoda frecuencia, no se podía esperar más de unas fuerzas –en medio de todo– tercermundistas. Al transmitirse en todos los medios las imágenes captadas por Filomeno, la opinión pública peruana se convenció de que la masacre del día anterior desnudaba la barbarie e insania chilena, y juraron venganza.

A la mañana siguiente, estaba toda la unidad formada. Francisco volvió a consultar respecto de las solicitudes de traslado, confiado en que la locura estaría llegando a su fin. Casi se atraganta con su pastilla al oir lo que la secretaria le contó. Todas las solicitudes de traslado habían sido retiradas. En ese mismo momento, el gordo García en representación de todos los tripulantes le entregaban a su comandante una carta manuscrita en que solicitaban que se le cambiara la designación de su unidad del estéril “Batallón de ataque especial número 4” a un más sonoro “Batallón Vengadores de Tacna”.

Minutos después, otro oficial le entregó sus órdenes a Llauce. Las unidades de Otorongos debían prepararse para partir inmediatamente al sur. Ramírez había salido al patio para entonces, y alcanzó a intercambiar una mirada de resignación con el comandante. La contraofensiva peruana estaba por empezar, con Otorongos y todo.


9 comentarios:

  1. PEro el Peru ya sin cazas interceptores la columna de MBT Otorongos sin apoyo aereo puede ser divisada facilmente por los satelites espia saliendo de Lima rumbo sur y no llegarian ni a Arequipa sin antes ser arrasados por los multirol F-16 y los cazatanques A-10 (contraparte de los SU-25 peruanos), por lo demas admiro su tecnica narrativa, suerte.

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  2. Osea ya se viene la matanza de chilenos je je echale harto picante estaremos esperando. Saludos

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  3. El Perú ya esta derrotado, no tienen fuerza para enfrentarse al regular Ejercito Chileno...

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  4. Parece que las FF.AA. de Chile estuvieran durmiendo.....
    A estas alturas, ya Lima, Callao y todos los centros de Mnado y Control de Perú deberían haber sido puestos fuera de servicio por parte de la FACh.
    ¿Y en el mar qué pasa???....Ambas escuadras están tomado té?

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  5. Bueno, ya es jueves. Ayer me animé a comenzar a leer la historia y espero la continuación con ansias.

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  6. concuerdo con el amigo de mas arriba, el ejercito Chileno parece ser solo una pequeña brigada atascada en una lucha en Tacna tipo Stalingrado..

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  7. lo mismo que el post anterior, es como si solo estuviéramos haciendo nada, dejame decirte algo, los chilenos no dormimos hasta terminar lo principiado.

    Pd: muy buena naracion

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  8. OJO, soy chileno, esta buena la narración (Gracias por el duelo que hiciste por el terremoto)pero a mis compatriotas, esto es solo una fabula y el narrador explico al principio que no iva a hacer enfacis detallado en la guerra sino en la historia de 3 peruanos, como en LA CAIDA DEL ALCON NEGRO, te falta un poco más hilar las historias paralelas para que no se pierda el contexto de la historia pero esta buena, sobre todo como sumerjes al lector en las especulaciones politicas, como te anticipas a los resultados colaterales del conflicto, un saludo, seria bueno que para cuando saques el libro dale un resultado neutral para que te lo compren los chilenos igual

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  9. Tienes que hacer morir al hijo e´puta de León. Aunque sea envenenado, pero ese hueon no puede quedar vivo

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