“Cuando el enemigo avanza, retrocedemos. Cuando acampa, lo hostigamos. Cuando se fatiga, lo atacamos. Cuando se retira, lo perseguimos.”
Mao Zedong
El repliegue lógico era hacia la sierra de Tacna. La coordinación entre las diversas rondas era precaria, pero la directriz general pudo transmitirse. La maniobra contó con la ventaja de la experiencia adquirida, que les había enseñado la utilidad de dejar pequeños equipos a cubrir la retirada con explosivos. Incluso regar los caminos con las carcasas de los animales que les habían ido mandando desde la sierra resultaba provechoso. Como obstáculo en sí no era mucho, pero ya habían estudiado las contramedidas chilenas después de haber usado algunos de ellos como camuflaje para sus dispositivos explosivos improvisados. Cualquiera de ellas implicaba que la columna se detuviera en su desplazamiento, pausas que podrían durar desde unos pocos minutos hasta horas. En el corto plazo y en cualquier momento dado –por mucho que se esforzaran los chilenos– en el frente siempre había más amenazas de bombas que expertos en su desactivación. Cualquier hostigamiento al buen funcionamiento de las fuerzas invasoras era bienvenido.
Los pelotones auxiliares habían sufrido bajas atroces en los aproximadamente diez días en que habían estado desplegados en la retaguardia chilena. Lo que sorprendía a Páucar era que con bajas y todo, el total de auxiliares a su disposición siempre parecía estar en aumento.
Tenemos que concentrarnos en el enemigo. Entrenar, entrenar y entrenar a los novatos y regresar al desierto a derrotarlos. No sé sobre lo último, Malqui. No hay tiempo para alcanzar un “equilibrio estratégico”. Tanto Malqui como Páucar levantaron las cejas al oír pronunciadas esas dos palabras de boca de Filomeno Poma. Tomó nota y guardó silencio. Tenemos que atender lo otro también. ¿Está seguro, don Pedro? ¿No estaríamos distrayendo recursos? Pienso igual, Páucar. Debemos enfocarnos en el enemigo. Hostigarlo hasta dejarlo exhausto. Escúchenme, podemos hacer ambas cosas. Si no peleamos por la gente, ¿por qué estamos peleando? ¿Acaso ellos se preocuparon por nosotros cuando perdimos todo en las inundaciones? ¡Son mis órdenes, carajo! Bueno, Páucar, como prefieras. Siempre y cuando sigamos castigando a los chilenos sin descanso.
El desplazamiento hacia la sierra había acortado las líneas de suministro de los peruanos. La comida era mejor, y estaban más acostumbrados a su territorio y clima que al inclemente desierto. Era el espacio ideal para reconstituir sus fuerzas y resistir al enemigo. Junto a un grupo de refuerzos desde Uchullucllu llegaron también noticias. Las cosas no habían mejorado desde que los primeros partieron al frente. Al parecer, con las inundaciones de 2010 se acabó toda el agua del cielo. Seguía la sequía y el dinero de la caja comunal se había acabado. Varios de los comuneros estaban inclinándose a la opción de aceptar la generosa propuesta que les había hecho la empresa.
Lejos de la ciudad del Cuzco misma, y del turismo que esta generaba, Uchullucllu seguía sumida en la pobreza más absoluta. Desnutrición crónica, analfabetismo rampante. Los soldados chilenos con los que se enfrentaban les llevaban en promedio una cabeza en estatura. Por eso era que el ciudadano Páucar había tomado tan en serio su rol de obtener beneficios para los ronderos que habían peleado en el conflicto armado interno. Los combatientes de las FFAA, tanto del conflicto interno como de los externos, sí recibían pensiones, por lo cual consideraba injusto que los suyos fueran tratados de manera distinta. Sus muertos estaban tan muertos como los demás, sus esposas igual de viudas, y sus hijos igual de huérfanos. Pero sus trámites habían sido rechazados. Si a ello se sumaba los incontables retrasos que había sufrido la construcción de la carretera que pasaría cerca de la comunidad y que prometía sacarlos de su marasmo, el tiempo se les iba acabando. Páucar siempre se había opuesto a la venta de las tierras, pero con él en el frente de batalla, su postura iba perdiendo fuerza. Siempre habría tiempo después de la guerra para solucionar los problemas. Por lo pronto, se preocuparía por reorganizar sus fuerzas para una nueva incursión en el desierto.
Después de la guerra aparecieron muchas voces que afirman que todas las formaciones “auxiliares” no tuvieron más que un papel marginal en toda la guerra, y citan cifras y proporciones muy sensatas. Sin embargo, cuando se pelea en medio de la “neblina de guerra”, las cosas suelen no resultar tan claras. Después de más de diez días de guerra, en Chile ya se estaba tratando de ultimar una “estrategia de salida” que les garantizara condiciones seguras en el futuro. Propinarle una derrota al Perú en sí mismo no lo aseguraba, ya que podría más bien llevar a la amenaza de una paz armada frente a un electorado peruano que elija a un revanchista radical en la presidencia. Dado que, como bien dijo Clausewitz, “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, había que asegurarse de una derrota política a todas las fuerzas que pudieran querer la revancha. Humillar a las FFAA peruanas en los ojos de sus conciudadanos podría cumplir con mellar su prestigio como fuerza política.
Entonces, a pesar de su papel materialmente marginal, la clase política chilena no podía permitir que la resistencia de los ronderos se convirtiera en un capital político que pudiera ser aprovechado por un radical peruano. No debía quedar una fuerza sin derrotar que pudiera después reclamar que fue “acuchillada por la espalda”. Al mismo tiempo que los ronderos descansaban, soldados de elementos de la Brigada de Operaciones especiales “Lautaro” volvían a afilar sus corvos y repasaban sus ubicaciones en sus helicópteros. La guerra se pondría más dura aún.
A los ronderos todavía les cupo tener un efecto fuera de proporción a sus fuerzas. A la mañana siguiente, una pequeña patrulla liderada por Filomeno, siguiendo las órdenes de don Pedro, se internó por el valle del Caplina, casi hasta Tacna misma. Por muy patriotas que pudieran haber sido los tacneños que no evacuaron la ciudad antes de que empezara la guerra, el bombardeo ya fue demasiado. Durante eso días, grupos pequeños de civiles intentaron salir de la ciudad siguiendo el valle. Aquellos que llegaban a sustraerse del aro chileno terminaban exhaustos y desprotegidos. Páucar asignó a algunas rondas a patrullar la zona valle arriba para poder rescatar refugiados y llevarlos a buen recaudo. Era natural esperar que en estas circunstancias encontraran algunos civiles muertos. Solo Filomeno mantuvo la compostura mientras filmaba y fotografiaba la carnicería que encontraron. Al parecer, un grupo de civiles que escapaba de la ciudad había sido el blanco de la artillería chilena. Filomeno ya sabía qué hacer al respecto.
Send.
Muy buena la historia, pero la guerra se está haciendo muy larga.
ResponderEliminarEsas FF.EE. del Lautaro se van a hacer chupete a los ronderos, porque van a tener apoyo aéreo constante, a lo más, va a pasar una "blackhawk down", pero siempre con mayor porcentaje de bajas por lado de los milicianos que de los chilenos.
Los ronderos de don Filomeno tenían por obligación toparse con alguna patrulla chilena, así que la situación es demasiado favorable para uds. En el asedio a Tacna pasó lo mismo, nunca van a ver a un MBT en zona urbana, no pudieron haber destruido a esos Leo2 porque no estarían allí. Ademas porque la ocupación de ciudades no es una doctrina presente en nuestras FF.AA.'s.
Otra cosa, los ataque informaticos desde cualquier lado se hacen al principio del conflicto, formando parte de las escaramuzas previas.
Por lo visto se te va apagando la mecha brother ahora ya no espero con tantas ansias como antes tus entradas, QUEREMOS LA MATANZA DE OTORONGOS YAAA!!!!
ResponderEliminarESta entrada se reduce a los dos ultimos parrafos, muy pobre, mas FREEKY PLEASE!
ResponderEliminarSe te cae el avion compadre tienes una imaginacion muy derrotista de seguro que eres uno de esos pituquitos hijos de mama que en caso de guerra vas a ser uno de los primeros en arrancar del pais se la estas poniendo muy facil a los sureños que solo son pura boquilla acá en el sur le tienen un hambre a los chilenos ja ja a ver que entren ja ja.
ResponderEliminarLa Excelente historia mano paro deberías matizarla con algo de historia real, a final de los años 80, la aun sin formar autodefensas del tulumayo en el centro del Perú en una audaz acción se tumbó a la fuerza principal de sendero luminoso de la zona y los decapito, las cabezas las llenaron en un costal y luego se la llevaron al general del ejército en hyo para demostrar su accionar, esta historia es real y está en el informe de la CVR claro que desde una conveniente óptica caviar, pero la realidad supera la ficción y todo informe.
ResponderEliminarYa me imagino la cabeza Grimaldi en un saco, jajajajajajaj
DARIO
pura boquilla?? nosotros no somos los que ladramos después de 131 años detrás de la frontera....
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