La guerra de 2012

La guerra de 2012 es una pieza de ficción serializada que se publica dos veces a la semana, los lunes y jueves. Se empieza leyendo las entradas más antiguas, es decir, por las entradas que están más abajo.

Entre el 24 de noviembre de 2009 y el 19 de febrero de 2010 se publicó la Primera Parte de la novela.

A partir del 4 de marzo de 2010 se publicó la Tercera Parte y la novela acabó el 20 de mayo de 2010 .

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Ahora que acabó la novela, cuál es tu personaje favorito?

lunes, 11 de enero de 2010

XV. Cambio de planes



El 1er pelotón auxiliar EP estaba con la moral al tope. Las numerosas muestras de apoyo por parte de sus parientes en Uchullucllu y de otras comunidades vecinas les habían animado. Ya sabían que la foto había incluso aparecido en noticieros de la capital, muchas veces descrita como la única buena noticia del día. Don Pedro estaba convencido de que esta vez sí, finalmente, las autoridades no iban a poder seguir dándole la espalda a las dificultades de la comunidad campesina de Uchullucllu, ni a ninguna de las otras que habían peleado contra Sendero. Y si en efecto las demás comunidades cumplían con lo que habían proclamado, pronto habría hordas de auxiliares en Tacna, todas atacando la logística enemiga, como era su cometido.

Durante los primeros momentos del sitio y batalla de Tacna, el perímetro chileno era aún bastante amplio y disperso, y no le fue difícil al sargento Páucar infiltrarse de vuelta a la ciudad con Filomeno y el cabo Malqui para informarle a Trelles sobre el éxito de sus primeras operaciones, y para pedir más instrucciones. Penetraron en la ciudad bajo la cobertura de la oscuridad en la madrugada del 11 de abril. Tuvieron que lidiar con muy frustrantes conversaciones con las posiciones de guardia quienes tenían la osadía de no reconocerle su condición de beligerante, y fue solo con la realización de que era el mismo hombre de la famosa foto que se le dejó entrar al perímetro interno de la ciudad.

Esa misma madrugada se habían finiquitado las decisiones que definirían el carácter de la batalla de Tacna, justo mientras los de Uchullucllu volvían a ingresar a la ciudad. Justo ahí, sentado en las bancas de la Avenida Bolognesi en Tacna, al pie del monumento de Alfonso Ugarte y con su Mauser colgado de la espalda, experimentó algo de las consecuencias de dichas resoluciones. Vio la salida de varios oficiales de la comandancia general de la 3ª brigada de caballería. Uno, de cara particularmente adusta se le quedó mirando y paró. Con el rostro desencajado, se le acercó. Ya sé quién eres, huevón. ¿Qué carajo crees que estás haciendo? Soy el sargento ¿Y a ti quién Pedro Páucar chucha te ha hecho del 1er pelotón auxiliar sargento, indio demente? del Ejército del Perú. Cuando hablo yo te quedas callado, ¡carajo!

Filomeno y el cabo Malqui se levantaron y se colocaron a los flancos de Don Pedro. El hombre quien le gritaba era el coronel Illescas, miembro del Estado Mayor de la guarnición de Tacna. Se armó rápidamente un connato de gresca, con varios policías militares interponiéndose entre el coronel y Páucar, quien también vociferaba sobre su derecho de estar ahí. La llegada de Trelles le cambió la dinámica, y cambió el blanco de la ira de Illescas. ¡Trelles! Por tu puta culpa vamos a perder esta guerra, carajo. Te cagaste conmigo. ¿Qué mierda sabes tú de guerra para andar salteándome y haciendo esas propuestas al general? La cagaste, la cagaste. Eres una verdadera perra. Trelles no respondió. Ya se había acostumbrado a que su opinión no fuera tomada en cuenta por muchos de los oficiales del Ejército. Con algunos soldados se llevó a Don Pedro y sus acompañantes a un par de cuadras, donde finalmente pudieron conversar.

¿Qué le pasa a ese señor? ¿Qué tiene contra nosotros? No se preocupe, don Pedro. Es uno de esos machotes de vieja escuela. Para usted, nomás. Él había desarrollado el plan operativo original, de que nuestras fuerzas en Tacna contraatacaran a los chilenos con dirección norte, de bajada de la meseta del Intiorco. Rotas las posiciones chilenas, nuestras fuerzas en Tacna podrían reubicarse en una nueva posición en Moquegua, con el resto del Ejército. ¡Pero tiene razón, el señor! ¡Vamos atacar chilenos! No, don Pedro. Es suicida. Los últimos días nos han mostrado que los sistemas de armas que tenemos acá no dan la talla. ¿Recuerda que le mencioné que había presentado un plan alternativo al Estado Mayor hacía algún tiempo? Parece que a último minuto el general lo ha reconsiderado y ha sido aprobado por el alto mando en Lima. Vamos a aguantar acá en la ciudad, desgastando a los chilenos. El combate urbano reduce las ventajas tecnológicas. Y usted, don Pedro, con el resto de su gente, tendrán una función crítica en este tipo de guerra. Tienen que destruir camiones chilenos, para que no reciban suministros. ¿Podremos ganar, como los árabes? O como en Grozny. ¿Dónde? Como los árabes. No nos queda otra opción.

Filomeno le copió el resto de las fotos a Trelles, quien las estudió con atención. Muy bien, compañeros. Sigan así. Esta vez no será como antes, don Pedro. Gracias, comandante. Vengan, haré que les entreguen más celulares para que usen en las bombas.

Por toda la ciudad había actividad militar. Todos los dispositivos que a posteriori se volverían los símbolos de la batalla de Tacna se estaban poniendo a punto. Ampliación de trincheras, exploración de desagües, construcción de barricadas y nidos de ametralladoras, ubicación de francotiradores, organización de equipos móviles de destrucción de blindados. Hasta los T-55 se estaban ubicando en posiciones de emboscada, y los ingenieros militares trabajaban incansablemente en las multitudes de carros que Trelles había requisado con fines militares. Quizá esta vez sí, quizá.

Don Pedro, Filomeno y Malqui se exfiltraron de Tacna poco antes del amanecer con un cajón de viejos celulares y un par de baterías de auto. Una vez reunidos con el resto de su equipo, pudieron ver en la penumbra, con sus recién estrenados binoculares, cómo una columna de Leopards se aproximaba al cerro Arunta, al sur de la ciudad de Tacna. Empezó un espectáculo de unas dimensiones nunca antes vista por los de Uchullucllu. Misiles anti-tanque 9M133 Kornet salieron de la cima, sacando de combate a algunos tanques chilenos. Los howitzers M101 también hicieron sentir su presencia en el campo de batalla. Los chilenos respondieron rápidamente, y lo que más le llamó la atención a Páucar fueron los helicópteros que atacaban las posiciones peruanas. Se juró a sí mismo que cuando acabara la guerra, los de Uchullucllu se llevarían un pedazo de esas máquinas infernales de vuelta a su comunidad, como trofeo de su victoria. ¡Viva el Perú! ¡Muera Chile! No pudieron ver más, pues debían alejarse antes de que sus posiciones se volvieran demasiado evidentes.

Al mismo tiempo, el coronel Illescas maldecía. Creía que debía ser el primer militar de carrera del siglo XXI cuyo plan hubiera sido descartado a favor de uno presentado por alguien que ingresó a la institución por medio de la asimilación. Alguien del servicio jurídico del ejército.

2 comentarios:

  1. Ya sé a demostrado que soldados bien entrenados, motivados y con las armas correctas pueden infligir daños severos a columnas blindadas, se vio en Chechenia cuando musulmanes emboscaron una columna de blindados rusos, así como en la última guerra de el Líbano cuando guerrilleros de hezbolá se tumbaron una división de tanques mercava catalogados como los mejores tanques del mundo en esa época ( no hace mucho) , y también en Irak se ve como los iraquíes se están tumbando helicópteros apache los mejores del mundo, así como los tanques abrams , los chilenos no son usa, tampoco , rusos y menos israelís, ya se vio que la elite de militares que protegía al general Pinochet, escapo y no produjo bajas a sus enemigos cuando Pinochet sufrió un atentado Pinochet se salvo porque su chofer dio vuelta en u y escapo.

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  2. Muy buena la novela, no muestra nacionalismo barato, y ese muy humana....saludos desde Chile

    jesudart, no digas eso, en el atentado a pinochet, las fuerzas especiales quedaron muy mermadas por ataque desde la altura con rpg 7 y carabienros mantuvo la posicion hasta que ya no le quedaon balas. sucesos mas que reconocidos por quienes participaron ahi, incluyendo a los atacantes. Si eso hubiera sido asi, pinochet habria muerto facilmente. si no lo lograron fue porque los escoltas no los dejaron. Respeta mas, 5 murieron descuartizados peleando en ese paso

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