La guerra de 2012

La guerra de 2012 es una pieza de ficción serializada que se publica dos veces a la semana, los lunes y jueves. Se empieza leyendo las entradas más antiguas, es decir, por las entradas que están más abajo.

Entre el 24 de noviembre de 2009 y el 19 de febrero de 2010 se publicó la Primera Parte de la novela.

A partir del 4 de marzo de 2010 se publicó la Tercera Parte y la novela acabó el 20 de mayo de 2010 .

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Ahora que acabó la novela, cuál es tu personaje favorito?

martes, 26 de enero de 2010

XIX. Voluntarios



“Está llegando información nueva sobre el ataque chileno a la ciudad de Tacna. Un momento… Al parecer el enemigo ha sido repelido con fuertes bajas. ¡Viva el Perú, carajo!”

Ricardo Escobar, conductor Canal N.

14 de abril, 2012


Señor, ya llegamos. Francisco despertó y miró a sus alrededores. Estaba frente a la Escuela Militar de Chorrillos. Casi no había dormido en los últimos días. La adición de lanzamisiles y ametralladoras –de demenciales en su opinión– habían requerido aun más trabajo, trabajo que pudo haberse dedicado a la automatización de los Otorongos. Para colmo de males, el Ejército todavía no le había provisto del primer lote de 4x4s a los cuales montarles el armazón.

Se tragó los contenidos de otro Vortex, para mantenerse alerta. Henry le había llamado urgente, informándole que tenía que venir a la reunión acá en Chorrillos, a la cual había sido enviado como observador. Algo no cuadraba. De ello se percató también Francisco tan pronto se acercó al abarrotado Auditorio. En vez de uniformes del Ejército, vio una mixtura variopinta de ropa de civil, con ocasionales gorras o camisas con logos como Chama, Transportes Diez o ETRAPERSA. Se abrió paso un tanto, pero permaneció camuflado entre el tumulto.

Eventualmente apareció el general León, y los oficiales presentes se pararon en atención, y la asistencia los imitó. Francisco se preguntaba qué podría tener que decirle el general a este grupo de personas.

Estimados compatriotas. Como ustedes saben, hemos sido invadidos por el Caín de América, por sorpresa y con alevosía. Nuestras gloriosas Fuerzas Armadas están resistiendo heroicamente a pesar de estar en inferioridad de condiciones, emulando el egregio ejemplo que nos dejaron Grau, Bolognesi y Quiñones. Los defensores de Tacna siguen demoliendo al enemigo, demostrándoles de lo que es capaz el soldado peruano cuando defiende su patria.

No desesperen, compatriotas míos. El momento del castigo del abyecto traidor americano está próximo. El Ejército está preparando una poderosa contraofensiva, en la cual nuestro armamento de última generación, los MBT-2011s, los SMERCH y otros tendrán un papel clave. Pero necesitamos del apoyo de todo el pueblo peruano para poder vencer definitivamente al invasor y expulsarlo para siempre de la patria sagrada. Necesitamos que ustedes nos vendan sus combis, urgente.

El auditorio se conmocionó. Los presentes se preguntaban si realmente habían oído lo que habían oído. ¿Para qué necesitaría el Ejército sus humildes “camionetas rurales”? ¿Cómo mantendrían a sus familias entre tanto? Día en que un chofer o cobrador de combi no trabaja es día en que no entra dinero para la casa. Francisco dedujo rápidamente lo que estaba pensando hacer el General. Puta madre, loco de mierda.

Compatriotas míos. Todos tenemos que poner el hombro en el momento de peligro de la patria. Tenemos que deponer nuestras diferencias y colaborar como un puño, como los gloriosos reservistas de la batalla de Miraflores. Piénsenlo, hermanos míos. A fines de año entra en operación, sí o sí, tanto el Metropolitano y el Tren Eléctrico, y todas sus combis quedarán fuera de circulación. Serán dueños de vehículos que no podrán trabajar, y que nadie les querrá comprar. Véndanselos al Ejército, donde cumplirán una función gloriosa, y obtendrán ustedes un pequeño capital para crear un microempresa, con la asesoría experta del Ejército del Perú.

Lo que decía el general era cierto. El desempleo para miles de familias que dependían del transporte urbano era inminente. La propuesta del general simplemente precipitaba lo inevitable, y desde que empezara la guerra los precios del combustible habían subido drásticamente, reduciendo su margen de ganancias. Estaban entre Escila y Caribdis. León esperó que llegaran a esa realización y prosiguió.

Compatriotas. Amigos. El glorioso Ejército del Perú cuida de los suyos. Necesitamos sus combis, pero sobre todo los necesitamos a ustedes para tripularlos en una misión altamente clasificada y clave para la épica contraofensiva peruana. Todos los que además de vender sus combis se presenten de voluntarios serán asignados a sus propios vehículos y serán incorporados al Ejército peruano con todos los beneficios que ello implica. Tendrán un sueldo que podrán enviar a sus familias, y en el supuesto negado en que alguno de ustedes tuviera que sacrificar su vida en el altar de la patria y unirse a la gloria de Bolognesi, Ugarte e innumerables otros, el Ejército se hará cargo de sus mujeres e hijos. Somos hombres, y Dios nos ha encargado dos deberes: defender la patria y cuidar de nuestras familias. ¡Luchemos juntos, ustedes y yo, y estaremos cumpliendo con ambas!

La retórica patriótica del general convenció a unos, y el frío cálculo racional a otros. Fuera cual fuera la proporción entre ambas posturas, el general León tuvo éxito. Muchos de los choferes y cobradores fueron a las mesas que se habían instalado para firmar los documentos correspondientes al traspaso de sus vehículos e inscripción en el ejército. Henry divisó a Francisco, mostrándole una cara de completo espanto con lo que acababa de pasar. Ramírez se dirigió donde el general, quien ya estaba saliendo a los vestuarios del auditorio.

¡Pancho! Qué bueno que hayas podido venir, yo creía que estabas enterrado entre tus fierros. ¿Qué te parece? ¡Ya tenemos todos los vehículos que se puedan necesitar! ¡General! ¡Usted me prometió que solo serían voluntarios del ejército quienes tripularan los Otorongos! ¿Del Ejército? No, no, Pancho. Yo no dije nada de que serían del Ejército. Yo solo te prometí que serían voluntarios. Y estoy cumpliendo escrupulosamente nuestro acuerdo. Todos acá están inscribiéndose voluntariamente. ¡Pero son civiles por la puta madre! Y ese discurso fue un chantaje económico. Ramírez, no te pases de la raya, carajo. En la guerra, como en la guerra. ¿Qué sentido tendría sacrificar personal altamente entrenado en unos vehículos que solo sirven para distraer al enemigo? Piensa, carajo. Pobre de ellos, claro. Pobres los huérfanos. Pero todo es por el bien común. Y si no puedes vivir con eso, entonces te puedes ir a la mierda. El general se dirigió a uno de sus asistentes. Asegúrese de que me trasladen a ya sabes quién de vuelta a Lima.

Francisco se retiró del auditorio. Mientras oía cómo los inscritos llamaban a sus familias para despedirse temblaba de furia. Supongo que estaremos de choferes. Y diles a Jhosclyn y Gherson que los quiero mucho y que estoy yendo a pelear para que puedan crecer en una patria rica. Chau. Ramírez levantó la mirada y reconoció a Carlos García entre los choferes. Habían pasado varios años desde que lo viera por última vez en los tribunales. Quizá había un poco de justicia en el mundo, después de todo.

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5 comentarios:

  1. Deshacerse de las combis y sus choferes, de una sola. Que me perdonen los dioses, pero... ¿Cómo resistirse a una oportunidad así?

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  2. Se esta transformando en una especie de Stalingrado para las fuerzas de mi país, felizmente esto es ficción.

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  3. esta excelente, me parece una historia muy bien llevada.... aunque se ve venir la derrota Chilena, esta muy bien contada, sin nacionalismos extremos... aunque la estrategia que usa el ECH es bastante de segunda guerra mundial al parecer... pero en fin, así es la historia.

    saludos y sigue asi.

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  4. Así es, como dijo el amigo de arriba la estrategia el ECH es muy de los 40, pienso que en la realidad no seria así con la capacidad que tienen las FAA Chilenas en este momento, creo que aun faltan por describir mas acciones aéreas y navales.

    saludos desde Chile

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  5. esta muy buena la historia
    tipico comentario nacionalista del general
    muy bien contada
    pero como dijeron muy a los 40
    primero por que hacer una cubierta que paresca un tanque y se lo crean tardaria mucho a menos de que esos tanques sean realmente ordinarios

    aunque tienes talento de escritor

    saludos

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