Facultad de Ing. Electrónica y Eléctrica
URGENTE: REUNION CON EL DECANO
Clic.
Estimado Ing. Ramírez,
Le comunico que el Decano necesita hablar con usted urgente. Por favor apersónese a la facultad a la brevedad.
Anita Merino
Secretaria
Facultad de Ing. Electrónica y Eléctrica
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
¿Aló? Sí, habla el Ingeniero Francisco Ramírez. Recibí un mensaje indicándome que el decano quería hablar conmigo. Ajá. ¿Pero se encuentra el decano? Bueno, está bien. Llegaré en como una hora.
Colgó el teléfono y volvió a tapar algunos proyectos en los que había estado trabajando. Una vez listo, partió en dirección a San Marcos en su pickup Toyota Hilux beige del año ’88. Le llamaba la atención, una reunión de este tipo, que no se podía realizar por el teléfono. Encendió la radio en un vano intento por distraerse de los problemas, y de paso ver si encontraba una forma de evitar las congestiones de tránsito. El BAP Almirante Grau había partido del Callao. Creyó haberse librado del problema cuando, al acercarse al cruce con la Avenida Venezuela vio llegar un convoy de camiones militares, que se estacionaron en los alrededores de la universidad. De inmediato se paralizó el tráfico, y empezó un gran movimiento en la zona. Alcanzó a divisar que entre los carros corría un joven, quien debía ser sanmarquino, huyendo de la aglomeración. ¡Leva! ¡Leva!
No había habido leva en muchos años en el Perú. Más bien le sorprendió que el joven conociera el término. Tan pronto como pudo, desvió el auto y se estacionó en una calle aledaña. Sabía que a sus cuarentaitantos no estaba particularmente expuesto a ser reclutado a la fuerza, así que procedió a dirigirse a su destino. Era el único que iba a San Marcos. Todos los demás huían.
Había camiones del Ejército rodeando la entrada de la Av. Universitaria, y presumiblemente las demás también. Los soldados iban agarrando a los estudiantes y los colocaban en los camiones, y cuando se llenaba uno partía en dirección al cuartel. Pudo ver también que algunos jóvenes habían intentado resistir, y los soldados no tenían mayores problemas en darles de golpes hasta que se sometieran. Documentos señor. Aquí tiene. ¿A qué viene? Soy profesor, acá está mi fotocheck. Las clases están suspendidas, puede regresar a casa. No tengo clase, tengo una reunión. Un estudiante salió corriendo, golpeándose contra el soldado. Este le devolvió los documentos apresuradamente al ingeniero y salió tras el joven, dándole un garrotazo en la espalda. Francisco tomó la devolución como permiso para seguir adelante y avanzó en medio del caos.
El interior de la universidad era un hervidero. Los estudiantes se estaban alejando de las puertas en un intento fútil por evitar la leva. Vio que algunos se estaban intentando atrincherar en sus respectivas facultades. Francisco sabía que eso podía servir durante las huelgas, pero si los soldados realmente querían entrar a llevarse a todos los que estuvieran adentro, lo podrían hacer. No quedaba más que esperar que con los que cayeron en las puertas hubieran cubierto la cuota de reclutas y que partieran. Finalmente llegó a la Facultad, y se presentó en las oficinas de la facultad, sin mucho convencimiento de que sería atendido en medio de todo el alboroto. Para sorpresa suya, tan pronto fue visto por la secretaria le fue indicado que pasar inmediatamente donde el decano.
Buenos días, señor decano. Buenos días, Francisco. ¡Se armó la grande! Así parece, estamos recibiendo todo tipo de llamadas, preguntando por los estudiantes, la prensa quiere venir, qué cuanta cosa. Está hecho un caos. No había visto nada así desde los ochentas, sí. Las cosas no se ven bien, Francisco, para nadie. Saben que meterse con San Marcos es ya pasar a mayores. Si para algo sirven los de Derecho, será aunque sea para defendernos de estas cosas. El resto del tiempo, son unos cojudos. Ja, ja, sí, así es. Deben estar muy urgidos de tropa. Esto no lleva buena cara, y precisamente eso está relacionado con el tema que tengo que tratar contigo. Sí, me llamó la atención, que sea algo tan reservado. Mira, el Ejército se ha puesto en contacto con nosotros, quieren que asistas a una reunión con ellos. ¿El Ejército? Sí. Parece que necesitan algunos diseños, con carácter de urgentísimo, y les dejaste una buena impresión en la última licitación. Y los necesitan para ayer. Pucha, no sé qué decirte, ¿no deberían más bien ponerse en contacto con la UNI? Deben haberse puesto en contacto con todas las universidades y empresas habidas y por haber. Necesito que dejes todo, todito, y formes un equipo para que vaya a Chorrillos para oír qué es lo que necesitan. La cita es hoy por la noche. ¿Hoy mismo? Ajá. Escoge a tus mejores estudiantes y ve y escucha lo que quieren. Ok, está bien. Muy bien Francisco, estamos contando contigo para que nos dejes bien parados. Ahora, si me disculpas, pero la cosa está que arde. Sí, como no, adelante, esto se ve feo. Dile a la secretaria que te dé los números telefónicos que necesitas. Gracias, hasta luego. Hasta luego.
Recibió los números y empezó a llamar uno por uno. Nada, ninguno contestaba. Finalmente, uno sí contestó. Señor Valladares, ¿aló? ¿Aló, sí? Le habla el ingeniero Ramírez, he estado intentando ponerme en contacto con usted y varios de sus compañeros. Profe, sí. Pucha, profe, ha sido una vaina. Justo habíamos quedado en irnos al frente ahora, pero yo tuve que ir a recoger algo que dejé en el laboratorio, y cuando estuve por salir, vi que estaban los cachacos. Fácil se los han llevado, profe. ¿Chupando en la mañana? Pucha, profe, es que hay mucho estrés… El semestre acaba de empezar, señor Valladares. Igual profe… Ok, después me comunico con usted, hasta luego. Hasta luego, profe. Llamada finalizada. Borrachos de mierda.
Sabía que iba a ser un largo día, así que llamó a su hermana para que se hiciera cargo de recoger a su hija del colegio. Se volvió a meter al auto y partió por la Universitaria con dirección a la Avenida La Marina. A medio camino se volvió a encontrar con un alboroto. Eran los estudiantes de la Católica haciendo una marcha en solidaridad con los estudiantes de San Marcos que habían sido levados. A medida que pasaba, Francisco vio que entre ellos se repartían bloqueador solar.
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no todos somos caviares como los del bloqueador, al menos, yo no.
ResponderEliminarXDDDDD Bloqueador solar.
ResponderEliminarNo seas malo con los de la Cato, pe'. No te pases...
Jajaja. Estan cercanos al OPUSDEI, son caviares y bien reflejado lo del bloqueador, ellos nunca serian levados y si lo son sus papitos, tios o padrinos los sacan al toque.
ResponderEliminarjaja, se nota que no conocen nada de la PUCP.
ResponderEliminarTotalmente desacertado lo del bloqueador y peor todavía lo de los "papitos, tíos o padrinos" (si supieran cuánto esfuerzo hacen los padres para hacer que sus hijos estudien en una buena universidad como la cato, a pesar de no contar con los recursos necesarios)