La guerra de 2012

La guerra de 2012 es una pieza de ficción serializada que se publica dos veces a la semana, los lunes y jueves. Se empieza leyendo las entradas más antiguas, es decir, por las entradas que están más abajo.

Entre el 24 de noviembre de 2009 y el 19 de febrero de 2010 se publicó la Primera Parte de la novela.

A partir del 4 de marzo de 2010 se publicó la Tercera Parte y la novela acabó el 20 de mayo de 2010 .

Para leer desde el comienzo, haga clic acá.

Ahora que acabó la novela, cuál es tu personaje favorito?

jueves, 25 de marzo de 2010

VII. Otorongo no come otorongo… pero leopardo quizá sí


Para buena fortuna de Patricio Ríos y sus acompañantes, el departamento de informática se encontraba en los sótanos del edificio, aislado del resto. Mientras “diagnosticaba” los problemas de suministro eléctrico, anuló los sistemas de vigilancia. Le dio la señal al teniente Novoa. Era momento de proceder. Por lo que habían visto, quedaba solamente la persona que les había hecho pasar. Novoa miró cautelosamente al interior de su cubículo. Estaba distraído escuchando la Sinfonía Fúnebre y Triunfal de Héctor Berlioz y viendo imágenes eróticas “alternativas”. Le señaló a Ríos que pasara nomás a la sala de servidores.
Ríos se conectó rápidamente y empezó a ejecutar los algoritmos de búsqueda. Confirmó que este fue el lugar de origen del ataque. Se podría destruir estos servidores con unos explosivos plásticos, y con ello se aliviaría un poco la presión en Chile, pero el ataque ya se había masificado a tal punto que persistiría. Lo que necesitaba era encontrar el software maestro para poderlo estudiar y eventualmente contrarrestar.
¿Ya terminaste? No, Novoa, todavía. Puta madre, Ríos, no podemos quedarnos acá siendo tus nanas indefinidamente. Teniente, o ha cifrado el programa muy bien y todavía no lo encuentro, o lo controla desde un lugar remoto. Deme tiempo. No hay tiempo. Yo me encargo de conseguirte la información. Novoa sacó su pistola y dio señales a sus hombres. Dos dieron una barrida al piso, mientras el tercero cerraba la entrada con llave. El teniente se acercó donde Franco, y en una veloz maniobra le cubrió la boca con una cinta y lo tumbó y ató. Ahora, ¿vai a gritar? La sorpresa dio paso al pánico y al terror. Mientras lagrimeaba, sacudió la cabeza en señal de negativa. Novoa le arranchó la cinta.
¿Dónde está el software de ataque? ¿Cuál software de ataque? Una cachetada. ¿Cómo que cuál software de ataque? ¡No te me hagái el weón, hijo de puta! ¿No sabí cuántas guaguas murieron por haberse ido la luz, infeliz? Te juro por mi mamita que no sé de qué me estás hablando… por favor déjame ir, te lo suplico. Otro golpe, más llanto.
Ríos observó por un momento la situación. Pensó decir algo, pero regresó a los servidores. Mientras menos lo distrajera Novoa, mejor podría trabajar. Al rato logró descifrar el código de un driver usado en el ataque. Sonrió. No hay programador que no tuviera aunque sea un poco de ego. ¡Novoa! Pregúntale si es “El Monstruo”. ¿El Monstruo? ¡No, no soy el Monstruo! Ese es Maycol Huaroto, él trabaja acá, yo lo conozco. ¡Les digo dónde vive, pero por favor no me maten!
Franco cumplió con lo prometido. Ríos estudiaba el croquis que les había dibujado mientras Novoa le ordenaba a uno de sus hombres que colocara los explosivos, suficiente para volar el piso entero. Ya, vámonos, Novoa. Franco se percató de lo que estaba por ocurrir. Suéltenme por favor, juro que no diré nada, suéltenme. Ríos se mantuvo a la expectativa. Nos vamos. Este hijo de puta acaba de regalar a su amigo. Lo soltamos y lo primero que hará será avisarle a la policía. Que reviente.
Patricio sabía que el teniente tenía razón, pero mientras subía las escaleras no pudo evitar que los aullidos del peruano le causaran escalofríos. ¡Mamáaaaaaaaa! ¡Mamáaaaaaaaaaaa!
*****
Corría la tarde cuando Francisco revisaba los inventarios. Algo no cuadraba. Había desertado la tripulación de un Otorongo, pero su vehículo no estaba en el parque. El batallón “Vengadores de Tacna” ya había partido para hacer la maniobra de distracción por el flanco derecho. Llauce había logrado que le asignaran un poco de infantería de apoyo, como para darle algún margen de verosimilitud al ataque. ¿Por qué tan cabizbajo, Pancho? No, nada, general. Dolores de cabeza. Seguro que el estrés. ¿Cómo va la maniobra? No muy bien, parece como si supieran cuál es nuestro verdadero eje de ataque. No están mandando mucho a esa zona.
Llauce recibió los reportes de los vehículos que estaban en misión de reconocimiento. En efecto, tal como sabían en el cuartel general, tan solo una compañía de Leopard 1 reforzado por fuerzas ligeras helotransportadas habían sido desplegadas en la zona. Evaluó la situación y concluyó que la maniobra había fracasado. No habían logrado distraer fuerzas del frente principal, donde el grueso de los chilenos seguía sin ceder un centímetro. Si no se producía la ruptura pronto, todo sería en vano.
Procedió a tomar la anticuada radio instalada en su Otorongo y dio las instrucciones. No avancen. No hay caso. Retorno a base. Repito, no avancen. Dio las órdenes correspondientes al chofer y salió por la escotilla para supervisar la maniobra. Para sorpresa suya, su batallón estaba avanzando resueltamente hacia las posiciones chilenas.
Milton oyó las órdenes del comandante. …avancen. No hay… retorno a base. Repito… avancen. ¡Vamos camaradas! ¡Por ellos! Habían discutido intensamente antes de hacerse del Otorongo 4-17. Bien podría habérseles aplicado la cita de John Fowles: “Los hombres aman la guerra porque les hace lucir serios. Porque es la única cosa que impide que las mujeres se burlen de ellos.” Si hay algo que impresiona a las mujeres más que una foto, son historias de guerra verídicas. En un arrebato de locura juvenil, los niños-genio se lanzaron a la aventura.
La orden emitida por el Otorongo de mando había sido confusa, y la mayor parte de tripulaciones habría esperado una clarificación. Pero una vez que empezó a avanzar el 4-17, creó un efecto “de contagio” que llevó a que la formación entera empezara un ataque. La infantería siguió la iniciativa y se aprestó a combatir.
Antes de que el teniente-coronel Llauce pudiera dar la contraorden, los chilenos ya habían empezado a lanzar misiles anti-tanque Spike. El Otorongo que estaba a su costado explotó. Varios más empezaron a arder. ¡Puta madre! ¿Qué carajo hacen? Le ordenó a su piloto que avanzara con el resto del batallón y tomó la radio. ¡Atención! ¡Disparen sus misiles! Los operadores de Malyutkas salieron por las escotillas y apuntaron. En la medida de sus capacidades, lograron soltar una volea numerosa, más un Spike lanzado por la infantería peruana. Varios dieron en el blanco, deshabilitando dos de los doce Leopard 1 que tenían al frente.
Creyendo que los cuarenta o más Otorongos que tenían al frente eran genuinos MBT-2011, la numéricamente inferior fuerza chilena empezó a ceder terreno. Llauce le ordenó a la infantería que establecieran una cabecera de puente rápidamente. Contra todo pronóstico, los primeros vehículos de combate en cruzar el Sama fueron los Otorongos, al costo de diez vehículos. Incluyendo el 4-17.






6 comentarios:

  1. chile tiene radares discriminadores
    y con alcanze de 400 km sin contar al awacs a si que no saber que los ataca es bastante dificil

    ResponderEliminar
  2. Simpático relato de ficción, porque se refiere a sucesos futuros, que adolece de errores sobre los supuestos que fundan su historia:

    El primero es acerca del resultado del juicio ante La Haya, tanto la Convención del Mar, la de Viena, los Tratados de 1952 y 1954, las Actas de 1968 y 1969, como el resto de los documentos que sirven para acreditad ante el Tribunal la existencia del Acuerdo entre Chile y Perú, del que también es parte Ecuador, sobre frontera marítima basado en el uso de los paralelos geográficos, indican que la demanda peruana será rechazada y que la corte mantendrá el límite vigente por ajustarse a derecho, que es el criterio de solución.

    El segundo error, esta en atribuírle a Tacna el status de objetivo para las fuerzas chilenas, en circunstancias que no lo tiene ni en lo militar, estratégico, económico, político, ect; Tacna, en un eventual e indeseado conflicto, simplemente sería sobrepasada por las fuerzas chilenas, sin necesidad alguna de ingresar a ella, y quedaría tras la línea de frontera que las fuerza armadas impondrían de hecho, aislada y sin posibilidad alguna de revertir la situación.

    El tercero, fundar el resultado de un acción en "armas secretas", eso esta para Goebbels, Ministro de Propaganda de Hitler, que pretendía intimidar a los aliados con "armas secretas". No se trata de exigir el conocimiento que tienen Tom Clancy, pero se debe ser coherente con la realidad, aunque el suceso vaya a producirse en 2 o 3 años más.

    ResponderEliminar
  3. Estimado Anónimo,

    En primer lugar, yo sinceramente creo que las posibilidades de que haya una guerra entre Perú y Chile son inexistentes. Yo no pretendo saber cómo va a fallar la Haya, pero de algún lado hay que coger una posibilidad de guerra. Como en "Red Storm Rising", de Clancy. Hoy sabemos que la URSS jamás habría iniciado una guerra con la OTAN en los 1980s, pero de algún lado hay que agarrarse para pasar a un mundo inexistente y que jamás existirá. Cometió Clancy un "error"? Pues no. De no haberlo "cometido", su novela tendría que llamarse "Red Storm not going anywhere" y serían 656 páginas de los ejércitos no haciéndose nada.

    Segundo, una lectura más atenta del texto te mostraría que Tacna no pasa a ser atacada en serio sino después de varias idas y venidas, quedándole claro a los militares que en realidad no tiene ningún valor intrínseco. Son los civiles quienes consideran, erróneamente o no, que con su captura los peruanos perderían la voluntad de lucha, objetivo principal en toda guerra.

    Y tercero, quizá una lectura más atenta también te habría revelado que el "arma secreta" del que hablaban era el SMERCH, que no tiene mucho de secreto. Se usan las comillas para enfatizar ese aura de poder omnímodo que tiene en algunos círculos acá.

    Gracias por los comentarios, pero para la próxima, pon un poco más de atención.

    ResponderEliminar
  4. McSutton,
    considero que réplicas de este tipo "Gracias por los comentarios, pero para la próxima, pon un poco más de atención" dañan el diálogo.

    Dadas nuestras deficiencias en atención inherentes a todo ser humano, recurrimos al diálogo para que se nos repita y aclare las cosas. El hecho de que exista ese diálogo es prueba de interés de ambas partes. Hay que celebrarlo y estimularlo, no cohibirlo.

    Con tu explicación detallada respondiendo a cada crítica, sello final "Gracias por los comentarios" punto. Sería no solo suficiente sino elegante.

    ResponderEliminar
  5. y vamos al titulo , que dice....... ficcion no se por que se gastan tanto, disfruten nada mas y lean esta buena y entretenida obra

    ResponderEliminar
  6. igual esta como muy favorable la cosa pa' los peruanos. segun yo el Ejercito de Chile habria penetrado en tierras Incas mucho mas y mas rapido, pero bueno... yo no escribo y igual me entretengo y angustio con el relato. Los Leo1 se debieron dar cuenta de que fue muy facil acabar a los otorongos

    ResponderEliminar