Maycol cerró su laptop inmediatamente, la guardó en su estuche y salió corriendo. Si los chilenos habían pasado por su trabajo, quizá ya sabían dónde vivía, y tenía que alejarse lo más pronto posible. Llamó desesperadamente a Enrique, mas no encontraba respuesta. Mientras volteaba la esquina, aun sin saber exactamente a dónde se dirigiría, notó en su visión periférica a dos hombres dirigirse raudamente hacia él. No pudo reaccionar, e inmediatamente se vio con una capucha en la cabeza y metido a la fuerza en alguna clase de vehículo que aceleró rápidamente.
La coaster avanzaba a toda velocidad por la Panamericana, y los pasajeros mostraban alguna molestia. Su chofer maniobraba temerariamente entre carriles, ignorando los claxonazos de los demás motoristas. ¡Oiga! ¿Qué le pasa?
Alguna distancia después, la capucha le fue removida. Buenas noches. ¿“El Monstruo”, presumo? … ¡Contesta pes, huevón! La cara de su interlocutor le era vagamente familiar. No me sacarán nada, ¡viva el Perú! Tranquilo, chocherita. Tenemos tu laptop, donde espero encontrar todo lo que necesito. Si cooperas, mostro, la pasarás mejor. Si no, da lo mismo. Maycol miró a su alrededor. Era una camioneta grande, dos personas adelante, él sentado en la segunda fila flanqueado por dos más, y un quinto iba en el compartimento trasero. Ríos, ¿ahora para dónde volteo? A la izquierda, por la Panamericana.
La señal de la radio se interrumpió. El locutor anunció que había habido una explosión en San Isidro, y que se sospechaba del accionar de saboteadores chilenos. Intercambiaron miradas de preocupación. Testigos señalan que vieron una 4x4 negra en actitud sospechosa por la zona.
El quinto hombre dio la voz de alerta. Teniente, creo que nos siguen. Una Pathfinder de la Policía Nacional del Perú iba detrás de ellos, y en ese momento prendió sus luces y activaron su parlante. Camioneta negra, cuádrese a la derecha. Carajo. El chofer aceleró, y su copiloto sacó la mitad del cuerpo por la ventana y empezó a disparar. Lejos de amilanarse, la Pathfinder prendió la sirena y aceleró también. Suelten las contramedidas. Maycol no pudo evitar voltear para ver cómo el quinto hombre abrió la puerta trasera y soltó un dispositivo a la pista. Los policías no pudieron esquivarlo, y las púas les trituraron las llantas. Perdieron el control y dieron varias vueltas de campana poniendo fin a la persecución. Sus captores celebraron.
Los disparos asustaron a los pasajeros de la coaster. El cobrador observó los acontecimientos, los cuales transmitió al chofer. Señores pasajeros, agárrense bien. Recuerden que todos están asegurados, ¡que viva el Perú! A la altura del MegaPlaza, el chofer se persignó y viró fuertemente a la derecha, embistiendo a la 4x4 desde la cual habían estado disparando a la policía.
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La Quebrada de los Muertos no quedaba a gran distancia de su puesto. Un par de horas bastaban y sobraba para llegar, destruir la concentración insurgente y regresar. Quienes defienden a Grimaldi, sin embargo, señalan que fue el mensaje que recibió desde Chile poco antes de salir el que le perturbó y que tuvo gran efecto sobre su actuar ese día.
En efecto, no podía donarle un riñón a su padre, puesto que no eran compatibles. Además de confirmarse que no era su padre biológico, las pruebas demostraban que tampoco era verdaderamente hijo de su madre. Los rumores resultaban ciertos, y ahora muchas cosas tenían más sentido. El capitán estaba devastado. No sabía si debía odiar al hombre a quien había llamado padre desde que tenía uso de razón, o si debía sentir pena por el viejo, y por no poder ayudarlo. Pero un engaño era un engaño. Sea como fueran las cosas, su lealtad seguía estando con la república de la estrella solitaria, y fiel al cumplimiento del deber se tragó la furia y se embarcó en el helicóptero de mando y se dirigió hacia su objetivo.
No había pasado media hora, y pudieron ver los humos de la concentración enemiga. ¡Capitán, parece que no nos esperan, ni se han camuflado muy bien! Así parece, sargento. Muy bien, dos pelotones a cortar la retirada, otros dos al cerro del noreste, y dos conmigo. ¡Procedan! Los AS 532 siguieron las instrucciones disciplinadamente. Grimaldi volvió a observar el campamento. Definitivamente era el grupo más grande que habían visto. Su eliminación les quebraría el espinazo a los insurgentes. Y si la inteligencia que habían recolectado en las últimas horas era correcta, ahí estaba el jefe, el famoso “Camarada Pedro”.
Había que tener cuidado a la hora de confiar en los demás, sin embargo. Según indicaban los rumores, fue la inteligencia la que le indicó al alto mando el eje de ataque peruano. Eso fue lo que les hizo creer que la maniobra de flanqueo era solo una distracción, con las consecuencias conocidas por todos. La Armada, por su parte, había prometido que los peruanos jamás serían amenaza por mar, y ya había una cabecera de playa amenazando el flanco del dispositivo chileno. La Fuerza Aérea, con todos los F-16 del mundo, seguía siendo incapaz de acabar con los peruanos. Y finalmente, los civiles del gobierno con sus confusas órdenes y contraórdenes habían sido quienes llevaron a esta crisis. Conclusión: solo se podía confiar en sí mismos, en los guerreros de élite de la República.
Desde su helicóptero supervisó el despliegue del grupo de cobertura, en el cerro. Los peruanos habían empezado a entrar en frenética actividad. Como hormiguitas antes de aplastarlas, pensó Grimaldi. La explosión lo tomó por sorpresa. El pelotón que había bajado primero había desaparecido por completo bajo una nube de humo; y el otro helicóptero, antes de poder desembarcar sus tropas se vio atacado por tres granadas autopropulsadas. El piloto pudo esquivar las primeras dos, pero la tercera dio en el rotor trasero, con lo cual empezó una lenta y agónica caída.
Grimaldi recuperó el control rápidamente e intentó comunicarse con los helicópteros que debían cortar la retirada. No había respuesta.
Mierda.
Custer last stand!!! Pero ki buina!!!!
ResponderEliminarJajajajajajajaj. Lo más probable es que en la vida real, pase lo mismo,
ResponderEliminarEn la guerra interna vivio se en el peru , una de las tácticas terroristas era justamente eso, atraer a las FFAA con cualquier acción hacia un punto anticipadamente preparado para luego emboscarlos, pero las FFAA tomaron medida y casi nunca funciono.
Ahora Grimaldi tu cabeza ira apara a un saco, y si cayes en manos algún rondero de la selva tu cabeza terminara como llavero (reducido).
Jajajajajajajajajajajajaj
Rondero = Sanguinario
Apuesto a que Grimaldi vuelve con la cabeza del camarada Pedro en una bandeja.
ResponderEliminarApuesto que la esposa de Grimaldi tiene un amante Peruano...
ResponderEliminarEn el foro chileno Razón y Fuerza, se burlaban de los ronderos que desfilaban en la parada militar por su forma campesina y de paisano; eran las autodefensas del tulumayo. pero lo que no sabía era que esa gente eran descendientes de los que combatieron en la batalla de concepción ósea las esa gente que dejo vivo un solo prisionero solo porque era un niño soldado de 13 años chileno, no quedo ningún chileno más vivo. Esa batalla fue una masacre de chilenos efectuada por guerrilleros de concepción y de comas (distrito de concepción) LAS AUTODEFENSAS DEL TULUMAYO.
ResponderEliminarY te enorgulleses de eso? de que una tropa de salvajes apoyados por soldados atacaran y ASESINARAN a un pequeño grupo de jovenes CONSCRIPTOS que estaban aislados y la mayoria enfermos de tus enfermedades? porque no fué un combate digno, mas bien una masacre COBARDE efectuada por COBARDES.
ResponderEliminarY se me olvidaba; Creo que era en esos años cuando Mi Bandera Flmeaba Vigorosa allá en el palacio de los reyes en Lima, no te acuerdas?, que buenos tiempos aquellos.